Real y Fervorosa Hermandad del Santo Entierro de Cristo y María Santísima de los Dolores Coronada

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ANTECEDENTES HISTÓRICOS

REAL Y FERVOROSA HERMANDAD DEL SANTO ENTIERRO DE CRISTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES CORONADA

La Hermandad proviene de una hermandad fundada a mediados del Siglo XVI, que se denominaba Hermandad del Rosario y de la que conservamos, como primera mención documental el pleito que tiene en 1.601 con la Hermandad de la Vera-Cruz de esta localidad, pues esta última se queja al Vicario General de Estepa de que la Hermandad del Rosario le había despojado del puesto que le correspondía en la procesión del Corpus Christi.

Posiblemente de la Hermandad del Rosario surgiera la Hermandad de la Soledad, hoy la de la Virgen de los Dolores, puesto que, si bien en algunas ocasiones parecen la misma, en otras, como en las “Comprobaciones de La Roda en 1.761 a las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada”, se presentan como independientes con bienes diferenciados.

Resulta muy interesante señalar como el día 2 de enero de 1.603 el hermano mayor de la Vera-Cruz entabla otro pleito porque no desea que la Imagen de la Soledad salga el Viernes Santo por la noche con cofrades disciplinándose en las espaldas, puesto que se trata de una hermandad de sangre. El pleito es fallado a favor de la Hermandad del Rosario, basándose en que el Jueves Santo, cuando salía la Vera-Cruz, no había suficientes túnicas para todos los cofrades de sangre. Eran las dos únicas hermandades de sangre de la localidad.

Estas noticias escritas se encuentran en el legajo nº 138 del Archivo Arzobispal de Sevilla, decretando el Vicario General de Estepa lo siguiente:

“El Licenciado Pedro Zallada, Vicario General, Juez Eclesiástico en los espiritual y temporal en esta Villa de Estepa y su Vicaría y anexos por Autoridad Apostólica, hago expreso mandato a los Oficiales y Hermanos Mayores y demás hermanos de la Cofradía que dicen tener de la Soledad en el Lugar de La Roda  de esta Vicaría, de aquí en adelante no salgan la Semana Santa ni otro tiempo ni día alguno procesión de Sangre, como se dice en dicho Lugar y al tanto que no se mande otra cosa atento a que dicha Cofradía no está instituida con licencia de Prelado alguno no confirmada, teniendo de ello obligación conforme a derecho y a que siendo antes de ella Cofradía de la Vera-Cruz de dicho lugar sea contradigo la  procesión y alegado siendo como es más antigua no salían en procesión iba con mucha disminución y no se le acude con la limosna que se solía acudir, y lo cumpla siendo virtud de obediencia, so pena de excomunión mayor la sentencia de cada veinte mil maravedies para los gastos de guerra de S.M. hace infieles y dé la orden a la mayor del Lugar, siendo necesario les impida rezar la dicha procesión y apremio al Cura Propio y al Sacristán y a todos den testimonio sobre lo que saben”.

El Prioste de la Hermandad del Rosario eleva recurso ante este Decreto y alega que las Cofradías más antiguas del Lugar de La Roda eran las de las Ánimas y Santísimo Sacramento y que luego se fundaron las de Nuestra Señora del Rosario y Dulce Nombre de Jesús. Pedro López Figueruela, nombre de este Prioste o Primer Hermano Mayor conocido de la Hermandad del Rosario, expone que es costumbre inmemorial procesionar a Nuestra Señora en Soledad el Viernes Santo en la noche, que de ello no se sigue pérdida alguna para la de la Vera-Cruz, que procesiona en la noche del Jueves Santo y que en apoyo de su alegato presenta el testimonio de varios hermanos de ambas Cofradías.

No pretende pleito alguno, ni seguir con la causa, sino que se haga justicia. Los testigos presentados son:

Salvador  González, diputado de la Vera-Cruz y hermano de la del Rosario, que asegura que ésta hace mucho tiempo que se fundó y que lleva más de veinte años saliendo en ella en procesión de sangre los Viernes en la noche por devoción a la Soledad de Nuestra Señora y que sólo es el Hermano Mayor de la Vera-Cruz el que quiere el pleito.

Antón Díaz, mayordomo de la Vera-Cruz, de sesenta años, que reitera que hace unos veinte años que sale en Soledad Nuestra Señor, que antes lo hacía el Jueves Santo delante de la Vera-Cruz. Que ambas están hermanadas y que hay mucha devoción en el lugar; que es necesario que salgan dos procesiones de sangre, pues en una sola no se pueden disciplinar porque no hay túnicas bastantes. Reitera que sólo el Hermano Mayor de la Vera-Cruz es el que quiere el pleito.

Antón Ruiz Maldonado, de 55 años, dice que la Cofradía del Rosario se fundó hace más de 35 años y que ambas Cofradías están hermanadas hace más de 20 años. Añade que si la Cofradía no sale el Viernes Santo en la noche, como es costumbre, además de perderse mucha devoción se causará mucho escándalo y algunas pasiones.

Reunida la Hermandad dan poder a Juan García de Matas para que litigue sobre la procesión de Nuestra Señora de la Soledad, que está a cargo de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, y que es de tiempo inmemorial en la noche del Viernes Santo, ligando el pleito todos los bienes de la Cofradía.

De esta documentación se deduce que la Hermandad actual tiene inicios hacia el año 1565, casi con la fundación de la Parroquia de La Roda, que tuvo pila bautismal en 1546. No hay constancia escrita de cuando fue la separación de las dos Hermandades, la de Gloria de Nuestra Señora del Rosario y la de Penitencia de Nuestra Señora de la Soledad.

Durante la Edad Moderna, la Hermandad del Santo Entierro de Cristo y  María Santísima de los Dolores fue consiguiendo un gran patrimonio: así poseía casas, incluso en Estepa y algunas fincas. Por desgracia disponemos de pocos datos históricos, pues únicamente se han conservado los Libros de Cuentas desde 1704 a 1725 y los Libros de Actas que abarcan desde 1803 a la actualidad. Una causa de esta pérdida documental fue que el 19 de julio de 1779 el Vicario General de Estepa obliga a entregar los libros de cuentas y actas ya terminados a la Parroquia, perdiéndose todo en el incendio de la misma con motivo de los lamentables sucesos de la Guerra Civil Española.

En cualquier caso, el Siglo XIX va a ser una centuria de crisis, situación común con otras muchas  hermandades así, por ejemplo el Vicario de Estepa se quejará en 1805 de los gastos de comida y bebida, que realiza la Hermandad, y que fomentan la gula y la embriaguez; obligando a redactar unos Estatutos que serán finalizados en 1816.

Del libro que se salvó del incendio del Archivo Parroquial conocemos que hasta 1803, en que comienza, fue Hermano Mayor de Nuestra Señora de los Dolores o Soledad, que de ambas maneras la denominaban, Pedro Montero, sustituyéndole Miguel Antonio Ortiz, siendo secretario del Presbítero Don José de de Arze. En el inventario de entrega figura “la Imagen de Nuestra Señora, con urna y tarima y dos ángeles delante”, así como la “Imagen del Señor, con su sepulcro, tallado, con vidrieras y un ángel en la tapa y cuatro ángeles que sostienen el Sepulcro y sus parihuelas”, amén de otros enseres, que nos dan idea de cómo se procesionaba, pues ya en esta época existía el palio, denominado Cielo del  Triunfo.

La Hermandad estaba organizada en “Cañamas”, bajo la responsabilidad de un diputado, encargado de recoger las limosnas y de convocar a los hermanos de su grupo para los actos de su obligación, tanto de culto como de entierro, visitas a enfermos, etc.. Las túnicas, propiedad de la Cofradía, se cedían a los hermanos para mortaja. Tenía enterramiento propio en su Capilla. Durante mucho tiempo se celebró el acto del “Descendimiento” procesionando un tercer paso con Cruz vacía y un sudario. Los cultos cuaresmales fueron en principio un novenario, que luego fue septenario. La fiesta grande de la Hermandad ha sido siempre el Viernes de Dolores.

Durante la Guerra de la Independencia pierde todos sus enseres, que poco a poco se fueron reponiendo. Es tanto el favor de la Cofradía en sus cultos a la Virgen, que el Párroco tuvo que prohibir que en la Novena se pusiesen más de 60 velas y que en la procesión los hermanos no llevasen vela mayor de dos libras. De nuevo mermará considerablemente los bienes de la Hermandad, volviendo a perder, junto con sus bienes raíces, los enseres de plata y joyas a causa de la Desamortización de Mendizábal y los gobiernos extremistas de la época.

En 1841 se reúnen de limosna entre los hermanos 5884 reales, suma considerable para esta época, con lo cual se reponen muchos de los objetos de culto que habían expropiado, haciendo anotar en el libro de actas “que pueda servir de memoria y estímulo a la generación venidera, debiéndose prevenir que la mayor parte de las personas que han hecho este esfuerzo poseen fortuna muy reducida”. Era Hermano Mayor José del Real y Secretario Marcos del Real. Este ejemplo de sacrificio y entrega, como veremos, ha sido y es una constante en esta Hermandad más que Centenaria.

En 1844 el Secretario, Marcos del Real, costea a sus expensas, con un gasto de 500 reales, el primer cristal que se puso en el camarín de la Virgen, “lo que anota en este libro para que sirva de gobierno a los hermanos reunidos para sostener este culto y sepan, al mismo tiempo, como se le pagan en cierto modo a la Dolorosa los beneficios que continuamente dispensa a sus devotos”. Ejemplo perenne para todos nosotros y las generaciones venideras y una prueba de cómo el amor y el culto a esta Imagen ha sido y es una constante en esta villa.

En 1845, bajo la rectoría de Julián Cáceres, hacen anotar en el libro, reconociendo los sucesivos expolios sufridos: “No teniendo Nuestra Señora venta alguna para el sostenimiento de su Culto, estaban dispuestos a llevar a cabo las costumbres seguidas de tiempo inmemorial y heredadas de sus mayores, para cuyo efecto, si preciso es y hay entorpecimiento por hombre mal intencionados, están decididos a representar a las Autoridades que corresponda y no levantar mano hasta que le dejen todo constituido bajo las costumbre de nuestros padres como va referido”.

Amor a la Virgen, a la Hermandad y a la Tradición de nuestros mayores, constante en todas las épocas. D. Manuel Romero y Delgado había comprado para la Virgen una Corona y Media Luna de plata, en sustitución de otras robadas por el Gobierno progresista. Siendo de avanzada edad y como quiera que él las guardaba en su casa, desea que se constituyesen en casa del Hermano Mayor,  en  el  mismo  día  de  su     enterramiento,    dos condiciones:

                   1.-  Si el gobierno pidiera la plata de las iglesias, las alhajas pasarán en depósito a cualquiera de sus sucesores, varón o hembra, que estuviera en mejor situación económica, para que nunca se pudiera alegar que son bienes de la Iglesia, dándolas a la Hermandad para su uso.

                   2.-  Que no se quiere que mientras dure la Virgen permanezca en su memoria.

Sabias y prudentes decisiones, pero que no sirvieron para nada frente a la saña y persecución de los enemigos de la fe y de la devoción del pueblo. Su memoria no se ha perdido, aunque si los objetos que él regaló a la  Virgen. La vida de la Hermandad sigue activa, con los vaivenes políticos de la época.

En 1911 se restaura la Imagen de la Nuestra Señora, de autor anónimo, pero de la Escuela Granadina.

En 1919, bajo el mandato de D. Julián Gutiérrez Luque, se restauran también los objetos de culto y procesionales y se hacen otros nuevos. Todo costó 7.500 pesetas, suma enorme en esta época y para esta Hermandad. Pero fue tanto el ánimo y el cariño de los hermanos, las limosnas que se pidieron por el pueblo, los cortijos, los pueblos vecinos, las rifas que se efectuaron, etc. Que lograron que sobrasen 18 pesetas. Todos los hermanos, en todas las épocas, han rivalizado en amar a Nuestra Señora, intentando devolverle algo de los favores que Ella dispensa.

En 1927 se restauró el Camarín de la Virgen. Con el advenimiento de la República, llegan las persecuciones religiosas y la Hermandad restringe sus cultos y hay años sin procesiones.

En 1936 pierde todos sus bienes. La Imagen de Nuestra Señora y el Cristo Yacente son quemados y los objetos de valor que estaban en el camarín robados.

En 1940, pacificada nuestra Patria, se reorganiza la Hermandad y se tallan nuevas Imágenes, pero se tiene la desgracia que el 19 de marzo del 1941, Lunes Santo, en un incendio fortuito en su altar de cultos, arde la Imagen de la Virgen. Se encarga al Mayordomo D. Manuel Gutiérrez Rastrero, que visitase al imaginero D. Antonio Castillo Lastrucci para que tallase nueva Imagen. Ésta llega a la localidad y bendecida el día 15 de septiembre de 1941, festividad de Nuestra Señora de los Dolores. Consiguió éste una de gran perfección, parecida a la primitiva, pero distinta a otras que tiene en Sevilla y otros lugares de Andalucía. Desde entonces Ella preside toda la vida de la Hermandad, no conociendo la mayoría de sus cofrades otra representación de la Madre de Dios de los Dolores, que esta Imagen bendita.   

Hasta el año 1949 la Virgen acompaña a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, saliendo por la mañana del Viernes Santo a las 10 y con el Santo Entierro de Cristo el mismo día por la noche.

Desde el 1963 y debido a las abundantes lluvias caídas el Viernes Santo en la noche, la Hermandad hace su Estación de Penitencia el Sábado Santo por la tarde-noche.

El 9 de abril de 1968 se recibe carta del Palacio de la Zarzuela aceptando  S.S. M.M. los Reyes Don Juan Carlos de Borbón y Dª Sofía de Grecia los nombramientos de Hermano Mayor Honorario y Camarera de Honor de nuestra Hermandad. Posteriormente se traslada la Junta de Gobierno a dicho Palacio de la Zarzuela, para hacer entrega a los Príncipes de los referidos nombramientos. Era Hermano Mayor, Manuel Torralba Borrego.

Tras varios años de intenso trabajo, un acontecimiento llenó de alegría a la Hermandad y al pueblo de La Roda en general. Todos los sufrimientos, las pérdidas y las persecuciones no han hecho sino hacer más hondas las raíces en los corazones de los rodenses. Por ello, como broche final y premio a lo que Ella ha supuesto para la historia de La Roda de Andalucía, el Arzobispo de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo la coronó canónicamente el 15 de Septiembre de 1991, poniendo el colofón de oro a tanto sacrificio y amor compartido entre la Madre y los hijos. Acontecimiento que anualmente  se rememora con la celebración de la Santa Misa solemne, veneración de la Sagrada Imagen con devoto Besamanos, rezo del Santo Rosario y fiesta popular en la Plaza del Sagrado Corazón.

El día 28 de agosto del 1996 un grupo de hermanos se trasladan al Vaticano para asistir a la Audiencia del Santo Padre, Juan Pablo II, recibiendo su bendición para la Hermandad y para toda su familia.

El día 11 de mayo de 1.990 se presentaron y aprobaron en Cabildo General nuevas Reglas, inspiradas en las anteriores y en las Disposiciones Generales de la Iglesia y del Concilio Vaticano II, en el Sínodo Hispalense de 1973 y normas dictadas sobre Hermandades y Cofradías. Estas Reglas fueron aprobadas por el Arzobispado de Sevilla el 2 de Marzo de 1.992.

El Viernes de Dolores día 2 de Abril de 1.993, se bendice la nueva Imagen de Cristo Yacente  tallada por nuestro hermano D. Antonio Castillo Jarén en sustitución de una Imagen de Olot.

El Martes Santo del año 1994, por vez primera, se celebra a las 10 de la noche el Traslado en procesión claustral de la Imagen de Cristo Yacente a la Urna. Dicho acto estuvo precedido por una Celebración Litúrgica de la Palabra y un devoto Besapié.

Se han sucedido los Hermanos Mayores, las Juntas de Gobierno, se han incrementado el número de hermanos, se han confeccionado nuevos “triunfos”, mantos, palios o cielos, los cultos se procura que sean los más solemnes posibles y que sean el centro de vida de la Hermandad, etc. Pero todo con un afán: El mayor honor y gloria de Nuestra Bendita Madre, María Santísima de los Dolores, bajo cuyo amparo queremos vivir y morir y con cuya túnica deseamos entrar en el Reino de su Hijo Jesús.

Pasan los días, los años, las generaciones, pero en nuestro pueblo no decaerá el Amor a Ella, ni el Amor de Ella para nosotros. Más de 400 años de historia lo demuestran.

Por todo lo expuesto, que sin duda es un poderoso acicate, que nos anima a no decaer, ni un segundo, en nuestra fe y amor por el Santo Cristo Yacente y María Santísima de los Dolores Coronada, y por nuestra condición de católicos inquebrantables, proclamamos hoy la realidad de nuestra Hermandad. AMGD, cuyas Reglas exponemos a continuación, confiando siempre en que nuestros Sagrados Titulares nos ayuden a ello.